domingo, 27 de noviembre de 2011

Recuerdos de un vampiro

Esa clase de reflexiones siempre desembocan en recuerdos dolorosos. Hoy confieso que apenas conservo imágenes vagas de mi pasado como mortal y prefiero que así sea. Solo una noche resalta agudamente en los umbrales de mi memoria, una noche oscura y fría de invierno. Volvía a mi pequeño departamento en el centro luego de un día largo e infructuoso de buscar empleo, estaba mentalmente desanimado y físicamente exhausto. Hace pocos días me había retirado de mi tercera carrera universitaria y me urgía continuar con mi vida lo más pronto posible.
Caminaba raudamente por una vereda solitaria cuando de pronto, bajo el asiento de lata de un paradero sin gente, un cachorro semi consumido por la tiña me miró con los con los ojos más tiernos que me han visto. Se trataba de un ser encantadoramente indefenso e infinitamente necesitado. Sin pensarlo mucho decidí rescatarlo de su guarida helada y refugiarlo en mi hogar. Pero cuando me le acerqué, el cachorro comenzó la ladrar en forma tan desesperada que parecía estar frente al diablo en persona.
Me detuve en seco. Mi cuerpo se heló por completo, cada organo, cada extremidad, se convirtió en una masa de hielo palpitante. Luego todo se volvió negro.
Solo recuerdo un placer intenso, todo mi ser ardía con la fuerza de una estrella, por un momento creí que estallaría en un pálpito de fuego... que me convertiría en una estela viviente. Todo mi ser sabía que moriría, que esa estrella abasalladora que resplandecía en mi pecho estaba destinada a extinguirse irremediablemente. Pero no me importaba.
No tecuerdo exactamente en que momento el placer se convirtió en dolor. Pero debí haber adivinado que la muerte no sería algo agradable....
Desperté en medio de mi cocina con el cachorro que pensaba rescatar sentado sobre mi estómago. Sus ojos estaban clavados en mí casi como en un trance.
Algo estaba mal.
Una mujer desconocida me miraba desde el comedor sentada en una silla. Su mirada resplandecía sobrenatural en medio de la oscuridad.
Me incorporé bruscamente y el cachorro calló a un costado. En cuanto me ví víctima de la conmosión descubrí co sorpresa que mi pecho permaneción inmutable.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Soy un ave

Miro el cielo, es de un azul claro y apenas hay nuves, unas se desdibujan en el firmamento, otras formas grumos blancos que parecen imitar formas  terrestes. Me gusta imaginar que vuelo y que con mis brazos las corto, me gusta imaginar que siento el frio del agua condensada recorrer mi piel hasta empaparme en de un sueño imposible. Entonces intento tocar con la punta de mis dedos la piel celeste del cielo, pero mientras más me acerco, ésta más se aleja y acaba convertida en el techo de una bobeda infinita.

martes, 8 de noviembre de 2011

Todas somos princesas...

Te veo detras de un muro de cristal, con la sonrisa apagada y los ojos tristes. Sientes pena de ser quien eres y buscas refigio en gente como tu. Te conviertes en princesa, te observas en miles de espejos y escuhas tus miles de voces. Luego de verte a ti misma en tantos cuerpos, de reconocerte en otras vidas, abres tus brazos y ofreces tu hombro.
Compartimos el dolor. Compartimos el odio. Escuchamos nuestra voces lacónicas. Por ahora volvemos a ser personas.
Volvemos a ser Princesas.
Tristes, pero hermosas. Vacías, pero esbeltas.
Parecemos seres humanos, pero somos solo iluciones. Somos el sueño roto de una infancia atormentada, somos el momento eterno y vacío que viene luego de la muerte...
... somos princesas. Somos perfectas.
Somos una mentira perfecta.

sábado, 8 de octubre de 2011

Historia de una tristeza

Siempre he creído que hay algo especial en la mirada de mi padre, en esos oscuros y grandes ojos habita una tristeza tan profunda que se ha convertido en parte de su ser. A través de los años, esa pena  se ha hundido tanto en sus pupilas que ya no sé donde acaba ésta y comienza el hombre. Cada vez que lo miro, puedo verla asomarse como su fuera un brillo fugaz. Es una pena que ha guardado por muchos años, desde antes de que yo naciera, y que se alimenta  de sueños inconclusos y cariños extraviados. Creo que es la pena de no conocerse a sí mismo, de no saber enfrentar las distancias, la vejes, la pobreza y el adiós. Es una pena de la que ha intentado escapar tantas veces que se le ha extraviado el rumbo y ya no sabe cómo dar el siguiente paso. Puedo ver esa pena, puedo sentirla, la vivo a cada instante. Tal vez por eso nuestro amor es un amor tímido, inmaduro y existe sin las palabras correctas. Tal vez sea por eso que tenemos miedo de perdernos cuando nos encontramos. Por ese sufrimiento silencioso, por ese capricho del destino que quiso que compartiéramos una tristeza tan profunda y humana, tal vez sea que estamos tan alejados.
                Nuestro amor es intenso, pero cada vez que traspasa esa capa de ahogo, nos deja una extraña sensación en el pecho. Un calorcito que no sabemos interpretar.  Pensamos el uno en el otro. A la distancia nos queremos. Suspiramos hondamente y volvemos a ser infelices.

viernes, 7 de octubre de 2011

Pensamientos de un vampiro

Es una noche particularmente hermosa, la luna brilla delicada en la oscuridad del cielo nocturno y un helado susurro parece armonizar el ambiente. Silencio. Todo vueve a ser un recuerdo. Enciendo un cigarro y pienso en mi muerte...