martes, 14 de febrero de 2012

El último Ángel (fragmento)

El silencio se hizo eterno y su mirada le clavó como el viejo puñal de ata con que le había acorralado. Helena era un cascarón vacío, un viejo cadáver hecho de ceniza y polvo vestido con encaje negro. El corazón de Ángel se llenó de agonía al ver a su vieja amiga, su hermana como un cuerpo anadante sin alma, sin pasado ni futuro. Solo Violeta podía salvarla.... y debía morir. La niña seguía a sus espaldas buscando un refugio que él no podía darle.
-Elige.- La voz de Astar retumbó en el viejo faro.- Elige entre estas dos mujeres. Ninguna me sirve si existe la otra.
Ángel miró a Helena con ojos suplicantes, buscando una chispa de vida en aquella mujer milenaria. Helena le devolvió la mirada con sus ojos rojos y profundos, tan apagados que disiparon toda alegría que pudo haber tenido de verla.  Se congeló de asombro cuando comprendió que realmente estaba viva, pero sin un alma. Sintió asco de la misma nigromante que había construído una réplica tan vacía de su hermana.
-Liuhé, no importa lo que hagamos, estamos condenados.- Suspiró Helena.
-Ahhhhh, veo que ya has elegido mi buen esclavo. No hay que pensarlo mucho ¿he? una el resultado de años de mi más esmerado trabajo, la otra es solo una copia.... un error.
Extendió su mano negra y durante unos segundos la habitación se iluminó tanto que daba la impresión de que el viejo faro había vuelto a funcionar. Ángel pudo darse la vuela en el instante mismo en que la oscuridad volvía y vió como el cuerpo de Violeta, fuente de la incandecencia, comenzaba a apagarse y a perder lentamente la vida. Finalmente calló al piso, vacía, haciendo un sonido hueco. Todo volvió a ser oscuro.
-Muerta.- Masculló Ángel estrmecido ante el cuerpo inhabitado de la que fuera su amiga.