lunes, 26 de noviembre de 2012

Desterrado

Los veo y excucho, pero no puedo llegar a ustedes.

El Pacífico es demasiado grande para encontrar ahí tus recuerdos, las olas son demasiado grises para encontrar ahí tu reflejo, pareciera que el mar se arrastra con pesar sobre la orilla para volverse helado e inerte y tú vuelves a ser quien eras hace cuarenta años, mirando la misma playa desde la orilla opuesta.
El tiempo se ha detenido en tus ojos, el pasado es una eterna película que se repite ante tu mirada envejecida, pero fuera de contexto.

Pero tu sigues ahí, contemplando el mar infinito con nostalgia, como si en tu corazón todo siguiera igual que antes...
Igual que antes...
La muerte y el destierro te han trastornado, el dolor de saber que el mundo que ayudaste a construir se ha consumido en la lejanía, te ha abrumado. Cuando te miro a los ojos puedo ver tus historias, aunque trates de ocultarlas tras esa máscara de sabiduría ¿Qué puedes enseñarme tú de la vida si todo lo que tienes son recuerdos? Ya no perteneces a este mundo, todo lo que solías ser se ha quedado en el pasado, sepultado con los muertos y con los anónimos torturados.

martes, 14 de febrero de 2012

El último Ángel (fragmento)

El silencio se hizo eterno y su mirada le clavó como el viejo puñal de ata con que le había acorralado. Helena era un cascarón vacío, un viejo cadáver hecho de ceniza y polvo vestido con encaje negro. El corazón de Ángel se llenó de agonía al ver a su vieja amiga, su hermana como un cuerpo anadante sin alma, sin pasado ni futuro. Solo Violeta podía salvarla.... y debía morir. La niña seguía a sus espaldas buscando un refugio que él no podía darle.
-Elige.- La voz de Astar retumbó en el viejo faro.- Elige entre estas dos mujeres. Ninguna me sirve si existe la otra.
Ángel miró a Helena con ojos suplicantes, buscando una chispa de vida en aquella mujer milenaria. Helena le devolvió la mirada con sus ojos rojos y profundos, tan apagados que disiparon toda alegría que pudo haber tenido de verla.  Se congeló de asombro cuando comprendió que realmente estaba viva, pero sin un alma. Sintió asco de la misma nigromante que había construído una réplica tan vacía de su hermana.
-Liuhé, no importa lo que hagamos, estamos condenados.- Suspiró Helena.
-Ahhhhh, veo que ya has elegido mi buen esclavo. No hay que pensarlo mucho ¿he? una el resultado de años de mi más esmerado trabajo, la otra es solo una copia.... un error.
Extendió su mano negra y durante unos segundos la habitación se iluminó tanto que daba la impresión de que el viejo faro había vuelto a funcionar. Ángel pudo darse la vuela en el instante mismo en que la oscuridad volvía y vió como el cuerpo de Violeta, fuente de la incandecencia, comenzaba a apagarse y a perder lentamente la vida. Finalmente calló al piso, vacía, haciendo un sonido hueco. Todo volvió a ser oscuro.
-Muerta.- Masculló Ángel estrmecido ante el cuerpo inhabitado de la que fuera su amiga.