Todos
en Roswood guardan secretos, pero nadie guardaba tantos como Alison DiLaurentis.
Ella era perfecta en todos los sentidos, las chicas querían imitarla y
todos los chicos la deseaban con locura.
También eran perfectas cada una de sus mentiras, o mejor dicho, Alison constituía por
sí misma una mentira perfecta. Había construido a su alrededor una sombra de
misterio que la volvía fascinante y tenía un séquito de cuatro admiradoras
revoloteando a su alrededor.
Aria
era la chica rara y con dotes artísticas, Emily era sin duda la más adorable y
compasiva; Spencer era esa clásica chica cuasi-genio, con una competitividad a
toda prueba y, por último, estaba Hanna, la tierna y leal gordita que besaba el
piso que Alison pisaba. Por separadas, ninguna de ellas era alguien, pero bajo
la sombra de Alison, se potenciaban mutuamente en todos los sentidos.
Sin
embargo, ser amiga de Alison DiLaurentis conlleva un precio muy alto. Ella les
permitía conservar su identidad (pues gracias a eso las había elegido), a
cambio de convertirlas en sus títeres personales, unos adornos únicos que la
hacían lucir infinitamente mejor. Supongo que es un precio justo, al menos yo
lo habría pagado sin pensarlo dos veces.
Claro
que ser parte del círculo de Alison tenía sus ventajas, para comenzar, te daba
acceso a los chicos más guapos de la secundaria, a una mesa privilegiada en la
cafetería y, lo más importante, te daba pase libre a las mejores fiestas de
Roswood. Es precisamente en una de esas fiestas en donde comienza nuestra
historia, en la tradicional celebración de Halloween de los hermano Kahn.
El menor de los hermanos, Noel, es uno de los tipos más exquisitos de la escuela, con solo mostrar su sonrisa
perfecta podía hacerte olvidar lo patán y arrogante que era. Por su puesto que
Alison estaba invitada, así como su pequeño séquito de aduladoras. Algunos marginados
en la escuela, como Lucas Gottesman, pensaban ir, aunque si tenían el valor de
hacerlo, le convenía usar un buen disfraz para que nadie los notara.
Días
antes de la fiesta, Ali fue a la tienda de disfraces para elegir algo original
y acorde con su personalidad. Lady Gaga parecía ser la elección perfecta, la
popularidad de la estrella pop iba en aumento y lo más probable era que, para
la siguiente noche de brujas, todas se vestirían como ella. Alison, como
siempre, pensaba ser la primera.
Ya había
elegido una peluca blanca y una hermosa chaqueta con tachas a juego cuando vio
que no era la única haciendo las compras para Halloween. Una chica más o menos
de su edad, con hermosos ojos verdes (incluso más centellantes que los suyos,
aunque no pensaba admitirlo) paseaba por el pasillo con una cesta en la mano. La
peluca blanca idéntica a la suya fue lo primero que vio.
-¡Bú!-
Gritó alguien por detrás.
Alison
sintió dos manos grandes apretándole el cuello y dejándola sin aire. Ahogó un
gritó y apartó a su atacante de un empellón… cuando se recuperó del susto, vio
a Noel Kahn partiéndose de risa. Sus estúpidos amigos, desde el otro lado de la
tienda, reían también.
-¡Estúpido!-
Chilló Ali. Aunque solo bastaron unos segundos para que se calmara.
-¿Te
veré en mi fiesta?- Preguntó Noel.
Alison
sacudió su cabello, haciendo tintinear las pulseras de plata en su muñeca.
-No
me lo perdería.
En cuanto
Noel la dejó sola, pudo prestarle atención a lo que realmente le importaba. Se acercó
a la chica de ojos verdes con actitud inocente y una falsa sonrisa en la cara.
-¿Lady
Gaga?- Preguntó señalando la peluca en su canasta.
La
chica sacó unos guantes negros del aparador y luego los regresó a su lugar.
-No
pensaba disfrazarme.- Dijo, correspondiendo a la sonrisa. Usaba un labial rojo
y tenía la dentadura perfecta.- Pero me invitaron a una fiesta de un tal Noel…
no recuerdo el apellido.
-¿Noel
Kahn?
-Sí
¿También irás?
-Exacto.-
Dijo Alison paseando la mirada entre su cesta y la de la chica.- De Lady Gaga,
por cierto.
-Vaya,
como es una estrella nueva, pensé que estaba siendo original.
-Pues
no.- Alison estiró todavía más su sonrisa, como queriendo ser excesivamente
dulce.- Pero no te preocupes, aún puedes ir disfrazada de otra cosa.
-Por
supuesto. Supongo que no veremos allá. Yo sabré quien eres.
-Y
tú me sorprenderás.
-Soy
Jenna Marshall, por cierto.
-Me
llamo Alison
-Sé quién
eres, todos aquí te conocen.
Alison
rio para sus adentros. Siempre le gustaba escuchar acerca de lo popular que
era, además ahora estaba segura de que sería la única Lady Gaga de la fiesta. Pero
la felicidad le duró poco. Justo cuando acababa de pagar su disfraz el celular vibró
en su bolsillo. Miró la pantalla y frunció el ceño cuando vio que el ID del
remitente estaba bloqueado. El mensaje solo logró alarmarla más.
Te estoy observando.
A.-
Alison
miró a su alrededor. Jenna seguía haciendo sus compras y Noel y sus amigos estaban
del otro lado de la tienda riendo y empujándose contra los aparadores.
Alguien
estaba amenazando a la abeja reina de Roswood desde el más cínico de los
anonimatos.